miércoles, 28 de abril de 2010

Llegó el otoño ♥

¿Te acordás cuando te esperé sentada en la vereda, mirando a unos cartoneros, en Once? hacía mucho calor. Qué se yo, el contexto era el mismo de todos los días en una ciudad, mucha gente, mucho tránsito, mucho ruido. Nunca tengo plata, así que no estaba tomándome una coca. Apenas tenía para unos caramelos de menta, para darte un buen beso; y un resto justo para viajar.
"¡Qué lindo día!", de todas formas, seguía mirando la vereda, no hacia arriba, porque estaba recordando, y lo hago mirando hacia abajo. Recordaba tu última imágen, y se filtraban las alarmas automáticas que aparecen en mi mente sobre las cosas que no hice/tengo pendientes. Había disfrutado mucho el viaje en colectivo, porque en ese entonces el mp3 funcionaba. Ahora está roto, pero no me afecta en lo más mínimo; a decir verdad, descubrí que los aparatos no son vitales para mí (o al menos ahora, que no tengo un trabajo que me obligue a acostarme con la tecnología y jugar a ser un prototipo social).
Tenía puesto el vestido que más te gusta, y creo que un poco se me veía la bombacha;
por suerte llegaste rápido, porque entre la contaminación sonora, las alarmas mentales y el verano rabioso se había formado una ecuación demasiado difícil de resolver.
Mañana se repite pero con bufandas y saquitos, vayamos a desayunar juntos que estoy muy contenta, juguemos a pisar las hojitas secas (¿ya se secaron?) y a reírnos como cada vez que nos damos la mano, que es mi estación preferida.
Otoño, abril, ¡qué ganas de detener el tiempo!


No hay comentarios:

Publicar un comentario